domingo, 25 de diciembre de 2011

Scene 20 - 7. Foto

“La historia del pensamiento humano es similar a las oscilaciones del péndulo. Luego de un largo periodo de sueño ocurre un despertar y entonces se libera de las cadenas con las que los gobernantes, magistrados y clérigos la habían atado. Critica severamente lo que se le enseñara y desnuda la vanidad de los prejuicios religiosos, políticos legales y sociales. Investiga, va por caminos desconocidos, hace ricos descubrimientos imprevistos y crea nuevas ciencias”

Otra vez, Gatesy se interpuso entre la luz y su lectura, pasando a toda prisa por encima de la alfombra. Pizca suspiró sonoramente, sin despegar los ojos del libro, mientras la vocecilla crítica de su mente le reñía por no tratar de averiguar el despropósito que ese piojo sonriente estaba llevando a cabo en esa ocasión. Quizá vuelos de aviones de papel, juegos de magia, experimentos aleatorios y siempre fallidos, canciones infantiles...

“Cuando el ser humano examina la religión desde un punto de vista crítico y en lugar de obediencia y temor ciego busca convicciones basadas en la razón, esa condición no puede mantenerse mucho tiempo. La contradicción interna es una sentencia de muerte para toda ética, un gusano que roe la energía del hombre”

Gatesy volvió a eclipsar la luz, esta vez durante más tiempo. Fastidiada, Pizca cerró el libro con un sonoro estruendo, y alcanzó el siguiente del montón que tenía a su derecha. En el intervalo, pudo ver el extremo de una guirnalda de espumillón arrastrando tras los pies descalzos del pequeño.

Fantástico, así que era eso. Ya había llegado la maldita Navidad.

"La lucha contra la religión es la lucha contra aquel mundo cuyo aroma espiritual es la religión. La miseria religiosa, es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la protesta contra ella. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo."

Gatesy estaba de pie junto a ella, con esos grandes ojos pardoverduzcos y su perenne sonrisa. Inquirió sobre su calcetín para Papá Noel, su zapato para los Reyes, sus adornos para el árbol, su polvorón favorito, para incluirlos en el rincón de la Navidad. Pizca se pasó la mano por la frente...

- Los unicornios rosas invisibles son seres de gran energía espiritual. Lo sabemos porque son capaces de ser a la vez rosas e invisibles. Como todas las religiones, la religión de la Unicornio Rosa Invisible se basa en la lógica tanto como en la fe. Tenemos fe en que los unicornios son rosas; y por la lógica sabemos que son invisibles, ya que no podemos verlos.

Gatesy se quedó quieto un momento, cavilando. Pizca tenía esperanza en que algo de aquella idea sobre la Unicornio Rosa Invisible hubiera permeado en su mente simple y hueca, pero Gatesy volvió a sonreír y salió corriendo. Madre del amor hermoso, qué paciencia hay que tener con él...

"La religión no es más que un reflejo fantástico, en las cabezas de los hombres, de los poderes externos que dominan su existencia cotidiana. Un reflejo en el cual las fuerzas terrenas cobran forma de supraterrenas"

De nuevo estaba allí, con las manos en la espalda. Señaló con un ademán de la cabeza el árbol, ya repleto de bolas, espumillones, cabellos plateados y tarjetas cual señorita colonial a punto de desmoronarse, y después le mostró lo que traía en las manos.
Era un poni de juguete, seguramente sacado del cajón de trastos de Noviembre. Propuso ponerlo en una de las ramas, y se disculpó porque no fuese un unicornio aunque, susurró, podía hacerle un apaño con plastilina y algo de purpurina.

Pizca no supo si creérselo, si levantarse iracunda a ofrecerle una lluvia de capones o si arrancarse los cabellos cual demente. Quizá no me ha entendido, se dijo, las mentes que no han despertado no pueden contemplar el sol sin deslumbrarse.

- La teoría del diseño inteligente es tan amplia que podemos con ella rallar todo tipo de absurdos, equiparables a las teorías de las religiones establecidas. ¿Qué pasaría si postulamos, por ejemplo, que el universo fue creado por un monstruo gigante y volador formado por una red de spaghettis cocidos?

Gatesy, en este caso, se marchó más lentamente, meditando con un índice entre los labios. Pizca observó su estantería, y la fotografía de Marx que la observaba, pacientemente, desde el segundo estante. Lo que hay que aguantar... Estaba por ver si el Flying Spaghetti Monster lo sacaba de su nube de supersticiones.

«La teología nunca ha sido de gran ayuda. Es como buscar —a medianoche y en un sótano oscuro— a un gato negro que no está ahí».

Esta vez, Gatesy pasó corriendo ante ella. Pizca intentó ignorarlo, concentrándose en la lectura con todas sus fuerzas. Le traicionó una o dos veces su voluntad, y lo vio de rodillas en el suelo, jugando con algo diminuto sobre las baldosas. El poni estaba colocado a media altura, sujeto con una horrible guirnalda color dorado oscuro, y junto a un querubín y unas campanas desconchadas. Miranda no era creyente, pero a Gatesy le hacia tanta ilusión decorar la casa por Navidad que siempre que hallaba algo susceptible de colgarse del árbol se lo entregaba. Así nos va, rezongó para sus adentros Pizca, ayudando a que este moco siga con sus cuentos de hadas y pulgarcitos, sus navidades y sus deseos cada vez que estrena ropa o encuentra una pestaña en nuestras caras.
Aquello que había fabricado en el suelo, con cuerdecitas diminutas y mucha paciencia, era una estrella. Una estrella hecha con...
... no...
Gatesy se encaramó a la escalerilla junto al árbol artificial, y ató con habilidad la estrella a lo más alto. Se volvió, con el rostro resplandeciente, hacia Pizca.
Una estrella de espaguetis.

- ¡Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es demasiado pequeña como para ser vista aun por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores!

Pizca tomó aire, mientras Gatesy descendía lentamente de la escalerilla y se quedaba mirando el árbol. Ya no sonreía.
Se sentó con lentitud entre sus libros de nuevo. No se había dado cuenta que, iracunda y harta, se había puesto de pie de un salto mientras le gritaba al pequeñajo la analogía de la Tetera de Russell. Cruzó los brazos, enfadadísima. No sabía si con Gatesy por ser incapaz de comprenderla, o si consigo misma por no ser capaz de hacerlo comprender. Observó con el ceño fruncido cómo Gatesy, con pasos pequeños y silenciosos, abandonaba el salón. Miró sus pies, sus manos y su espalda cuando cerró la puerta. Demasiado iracunda para hacer otra cosa, volvió a sus libros.

"En lógica, un argumento ad ignorantiam, o argumentum ad ignorantiam, es una falacia que se comete al inferir la verdad de una proposición a partir de que no se haya podido probar su falsedad; o bien inferir la falsedad de una proposición a partir de que no se haya podido probar su verdad. Es decir, se comete cuando se infiere la verdad o falsedad de una proposición basándose en la ignorancia existente sobre ella."

Se detuvo en la lectura, escuchando por si a ese enano se le estaba ocurriendo alguna barrabasada más. Y un poco aturdida por lo que acababa de leer, no podía negarlo. El árbol de navidad se alzaba, ominoso y grotesco, en la esquina del salón. Sus luces estaban apagadas, y sus adornos, ajados. Aún había dos bolas, plateadas, en la caja de adornos donde podía leerse, torpemente escrita, la palabra 'NABIDAD'

"¿La cuestión de la fe? Me la planteo todos los días, sin cesar. He dicho no. He dicho no a Dios, si se me permite expresarme de esta manera brutal; pero la cuestión se replantea a cada instante. Estoy obsesionado, digámoslo claramente, obsesionado, si no por Dios, por el no-Dios."

Se puso en pie y se acercó al árbol. Una de las ramas no estaba bien encajada, y amenazaba con caerse.

Metiendo la mano entre las otras ramas, dio la vuelta al pivote, y consiguió encajarla no sin dificultad. El poni de juguete le sonrió desde el plástico, con su lomo rosa surcado de letras negras que, a su vez, formaban una palabra: 'imvisible'

"Fe es la virtud que nos hace sentir el calor del hogar mientras cortamos la leña."

Acarició el poni con las dos manos, sintiendo de repente una oleada de cariño por aquel engendrito.

"Creer significa ser capaz de soportar la duda."

Gatesy estaba sentado en su cama, con las piernas cruzadas y mirando por la ventana. Fuera estaba helando, y la escarcha formaba patrones de una belleza casi imposible en los bordes del cristal. Pizca trepó a la cama muy seria y, por primera vez en mucho tiempo, sin saber qué decir.

"Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas."

Y Gatesy sonreía. Como hacía siempre. Pizca lo tomó de las manos y trató de hablar, de elaborar una respuesta lo suficientemente razonada y clara para sus cortantes palabras de antes. De contarle por qué aquellas conclusiones le parecían más validas y verdaderas que la fe.
Lo que no sabía cómo explicarle era cómo aquello se había convertido en una falta de respeto en sus labios.

Pero no hizo falta. Con Gatesy nunca hacía falta. Antes de que cualquier sonido saliese de la garganta de Pizca, se deslizó hasta el borde de la cama y corrió con entusiasmo fuera de la habitación. Pizca se quedó quieta, sorprendida, y resolvió sentarse en el borde del colchón a esperarlo.

"El hombre religioso y el ateo hablan continuamente de religión; el uno habla de lo que ama, y el otro de lo que teme"

Pizca reía, tumbada en el colchón, agarrándose el estómago. Gatesy sonreía en silencio, de rodillas sobre la almohada, satisfecho con el efecto. Ella rodó con tal pasión que se cayó de la cama, pero esto sólo hizo que se riera con más violencia. Entre lágrimas se puso de pie, tomó a Gatesy de una mano y juntos corretearon hasta el pie del árbol.
En el soporte brillaban unos cuantos regalos falsos, envueltos con papel de colores reutilizado de regalos de cumpleaños y similares.

Hicieron sitio juntos para la tetera.


"El comportamiento ético de un hombre debería basarse suficientemente en la simpatía, educación y los lazos y necesidades sociales; no es necesaria ninguna base religiosa. El hombre verdaderamente estaría en un pobre camino si tuviera que ser reprimido por miedo al castigo y por la esperanza de una recompensa después de la muerte.
No soy ateo, y no creo que pueda llamarme panteísta. Estamos en la posición de un niño que entra en una biblioteca llena con libros en muchos lenguajes diferentes. El niño sabe que en esos libros debe haber algo escrito, pero no sabe qué. Sospecha levemente que hay un orden misterioso en el ordenamiento de esos libros, pero no sabe cuál es. Me parece que esa debería ser la actitud de incluso los seres humanos más inteligentes hacia Dios. Vemos el universo maravillosamente ordenado y obedecemos ciertas leyes, pero sólo entendemos levemente estas leyes. Nuestras mentes limitadas captan la misteriosa fuerza que mueve las constelaciones. Estoy fascinado por el panteísmo de Spinoza, pero admiro más la contribución de él al pensamiento moderno, porque fue el primer filósofo que pensó en el alma y el cuerpo como una sola cosa y no como dos cosas separadas. "

--------------------------------------------------------------
Las citas de esta entrada son de personalidades tales como Kropotkin, Marx, Steve Eley, Engels, Heinlein, Russell, Rostand, Ralph Waldo Emerson, Cervantes, Newman, Rousseau, Montesquieu o Einstein.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Scene 20 - 11. Hospital

Al mudarse, con las tres cosas que acarreó de casa de sus padres, no le fue difícil hacer el símil. Aquellos pasillos blancos e inmaculadamente limpios le recordaron a un hospital. Largos, rectos, con las paredes extrañamente rugosas y las ventanas de sótano, aun viviendo en un tercer piso. La luz fluorescente, el olor a limpiador de 'promesa de frescor' convirtiéndose en 'azul y blanco en la nariz'... Maldita sinestesia.
Sus tres cosas cupieron perfectamente en el diminuto estudio. La primera, su portátil, que se arrellanó en una mesita minúscula, que lo obligaba a sentarse encogido como una gárgola si quería meter las rodillas bajo la máquina. La segunda, una absurda y enorme pieza de cerámica sin cocer que le regaló su madre cuando cumplió los seis años. Era inútil y fea, pero le recordaba lo frágil que puede resultar el tiempo, con lo que siempre la cuidaba y decidió acarrearla consigo. La tercera, un paquete de libros. Seis. El resto se habían quedado durmiendo en las pantagruélicas estanterías de su hogar natal.

Pero aquel pequeño estudio, aunque suficiente para vivir (si no eras demasiado quisquilloso a la hora de golpearte con las piezas de mobiliario al girarte, abrir una puerta, caminar o dormir) no le inspiraba para leer. Y Theo necesitaba leer como quien necesita respirar. Theo necesitaba regenerarse, oxigenarse, latir, pulsar, beber, danzar, gritar, engullir literatura. Era como un parásito, siempre hambriento. Cuando llegaba de trabajar, con las botas llenas de dios sabe qué (unos días hierba, otros días barro, u oliendo a pescado, a gasolina... a lo que terciara el trabajo que tuviera en aquel momento), necesitaba leerse en los libros. Así que tan pronto como se cambiaba la piel de persona a Theo, buscaba una linterna y salía al pasillo del portal para leer.

No soportaba verse leyendo. Era un acto reflejo, derivado de crecer con la imagen de sus padres siempre con la nariz en las páginas. En el estudio lo hallaban los reflejos de las ventanas, la imagen en el espejo, su silueta en la tetera metálica, incluso el brillo del suelo... las baldosas del portal, mate y esperanzadoras, no lo delataban ante sí mismo. Por eso le gustaba leer allí, aséptico y sin reflejos. Como, de todos modos, sólo había dos vecinos por planta y la suya era la última, no solía ver a nadie. Era su pequeño reino, su cáscara de huevo rugosa y blanca.

Bueno, el suyo y el de la niña extraña. Se sentaba, descalza, en la otra esquina del rellano. A veces traía consigo bolsas de recortes de colores, cajas con piedrecitas, botones en tarros... y los volcaba en su rincón, fascinada, aunque fuesen siempre los mismos. Se pasaba esas tardes ordenándolos meticulosamente y en silencio. Primero, por tamaños. Luego, por colores. Después por el número de agujeros, las aristas de su forma, el dibujo de su superficie... Theo la observaba por el rabillo del ojo, aquella renacuaja le provocaba gran curiosidad.
Y a veces era un poco travieso con la niña. Sin que ella se diera cuenta, y aprovechando algún momento en el que ella estuviera distraída, añadía algún elemento nuevo a la colección. Un recorte, una piedrecita, un botón, un tesoro. Cuando la niña se topaba con el elemento nuevo, solía acuclillarse sobre él y quedarse muy quieta, contemplándolo, durante un buen rato.

Algunas veces lo añadía a su lista interminable de colocaciones, destrucciones, clasificaciones y archivos. Pero otras no, y cuando la voz de dentro llamaba a la niña a cenar, dejaba tras de sí, cual cenicienta, un pequeño rastro en la esquina. Entonces Theo lo recogía, y sentía tal pena por el objeto despreciado, que también se encontró elaborando su montoncito de tesoros. Dentro de la vasija sin cocer, esperaba dormida la maravilla.


martes, 15 de noviembre de 2011

Scene 20 - 5. Sonrisa

Siempre va con él. Siempre. Muchos le preguntan por qué, que si no le apetece dejarla descansar un ratito, aunque sea de noche, pero él les responde mostrándosela con claridad y franqueza. La gente lo deja por imposible.

En el pasado era al contrario. En los días de muy antes, vivía con otras expresiones, otras que se alternaban en su rostro redondo e infantil. Aburrimiento, ira, tristeza, desprecio, llanto, frustración. Un día descubrió que no servían de nada, que tantas malas caras terminaban por hacerle daño. Y se entregó por completo, sincera y apasionadamente a la sonrisa.

No por ello las cosas le fueron mejor, pero sonreír siempre solía traerle más alegrías que penas. Había quien opinaba que llevar una sonrisa todo el tiempo no era sano. Que los abanderados del malcontento terminarían buscándolo y llamándolo falso, ñoño, mentiroso, blando, o buscarían dobleces en aquella sinceridad. También le hablaron de alimañas que querrían aprovecharse de esa sonrisa y todo lo latente que conllevaba, para succionar todo lo que pudieran y después darse a la fuga. Hubo quien le habló de falsarios que crecían como la caries, de devotos de la autocompasión que se broncearían al blanco de sus dientes y después intentarían llevarse un pedazo de esmalte a modo de recuerdo, de arqueólogos de lo ajeno que imitarían como carillas la superficie de su dentadura y se vestirían en plástico y porcelana soñando acercarse a su brillo genuíno.

Y a todo aquello contestó... como solía contestar. Con una sonrisa. Quizá a veces le dolieran las muelas por tragar azúcar, o las comisuras por forzarse a comprender y sonreír cuando le llovían bofetadas, pero era la propia fuerza de su sonrisa la que ayudaba a que los dolores, las penas, las decepciones y las maledicencias fueran menos, y pasaran rápido.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Blue Winter

Hoy me ha llegado un conjunto handmade para Miranda. Siruveru me enseñó la tienda en Etsy de wimukt (foxybrown), y me avisó de que ella estaba esperando dos conjuntos de esa artesana. Aprovechando el envío (y la coyuntura) pedí este conjunto. Además, Siruveru me ha vendido una magnífica bolsa de transporte, y me ha regalado una chaqueta de punto que estoy deseando probar a Miranda.

Las fotos están hechas en la casa de campo de un amigo. A eso de las seis de la tarde, había una luz perfecta para el complicado whiteskin de Miranda. He sacado algo más de 100 fotos, y sorprendentemente he borrado sólo una veintena.

Os ofrezco diez de las mejores. Espero que os gusten. Ha sido un gustazo volver a sacar a Miranda y hacerle fotos, después de algo más de medio mes sin hacerle caso.












Gracias por leer :)

jueves, 3 de noviembre de 2011

Scene 20: 13. Amigo

Al principio de vivir con La Grande, Noviembre lloraba mucho.

No por no estar en el lugar donde nació, donde las paredes la odiaban y el suelo era su sitio. No por su abuela, ni por las personas que no paraban de llevarla de mano en mano, mirándola con el ceño fruncido y haciendo diagnósticos equivocados sobre su forma de ser. No por los niños raros, de aquellas casas extrañas, donde Noviembre llegaba llevada como un zarandillo por manos secas y voces aún más secas.

Hubo alguien que la quiso, por un breve instante, por un tiempo demasiado corto. Alguien que la quiso.

Alguien se atrevió a intentarlo, a pesar de su silencio y su espacio impenetrable. Alguien que tuvo la paciencia suficiente, y la sinceridad adecuada, para adaptarse a sus tiempos y buscarle las cosquillas.
Pero pronto se fue, y no quisieron decirle donde. La trataron... como siempre la trataban, como una niña pequeña y demasiado tonta como para entender las cosas. Dijeron que no volvería. Unos decían que se había ido al cielo, otros, que simplemente había desaparecido. Algunos decían que lo olvidara. Pero... ¿cómo puede alguien olvidar el calor hallado en quien tuvo el valor y la inconsciencia suficientes para no abandonarte?

Luego llegó La Grande.
Noviembre lloró mucho, pero ella nunca preguntó por qué. De un modo extraño, sabía que Noviembre no respondería. No estaba en su naturaleza responder a las preguntas. Así que le limpiaba los mocos y le tomaba la mano, y la llevaba a la cama cuando se quedaba dormida. La bañaba llorando, llorando le servía la comida, pero La Grande no lloraba ni se desesperaba.
Sólo aguardaba, con una media sonrisa en el rostro.
Y un día Noviembre dejó de llorar.

Entonces La Grande le hizo un tazón enorme de infusión de hierbas, le puso unos calcetines gruesos, suaves y calentitos... y se sentó a esperar.
Leyó entonces en Noviembre, porque ella se lo permitió, como una hermosa flor que cede a la escarcha y se abre para recibir el sol. Leyó en ella el amor y la comprensión, la pérdida y la desesperación, la soledad reencontrada y el espacio hueco dentro de Noviembre.

Y La Grande le puso un dedo, largo y blanco, en el pecho. Señalando ese espacio.
"No está hueco, Noviembre. Aquel que te quiso tanto, aquel al que tú quisiste sin esfuerzo alguno, está ahí. Pero se ha escondido porque le duele verte llorar"

"Cuando alguien se va, Noviembre, cuando alguien que nos quiere se va" susurró La Grande, alcanzándole el tazón y animándola a sorber el líquido, cálido y sabroso ", no se va del todo. El tiempo que pasó con nosotros y el amor que nos dio, se instalan en nuestro interior. Hay una parte de él viviendo en tí, niña, hay un hueco en tu interior que alberga una parte de su vida... la vida que te dedicó"
Noviembre se miró la panza y no vio nada, pero creyó las palabras de La Grande porque... alguna vez, cuando estaba en su duermevela, en silencio y tranquila, lo había oído corretear por las salas de su alma rota, recomponiendo los pedazos y acurrucándose en los vanos. Eso la ponía más triste. Noviembre figuró un puchero y las lágrimas le anegaron los ojos.

"No debes llorar, Noviembre" susurró La Grande, secándole las lágrimas. "No debes llorar porque, cada vez que lloras, la parte de él que está en ti, también llora. Se asusta y se esconde. Tienes que estar tranquila y contenta, como cuando él estaba contigo... así será cuando podrás verlo y escucharlo de nuevo, en ese hueco que hay en tu memoria para él. Escucharlo tal y como era, alegre y cariñoso, loco y especial."

Así que Noviembre lloró un poco más, pero después ya no. Después se dedicó a dibujar en un cuaderno, cada vez que se acordaba de él, todos esos pequeños y breves momentos en que los dos fueron un poco felices y un poco locos, un poco amigos y un poco hermanos, un poco tranquilos y un poco excesivos. La Grande escribió en la portada, con letras bonitas, botones y conchas, el nombre del que la amó a pesar de ser la niña peculiar que nadie comprendía.

Se llamaba Pipo, y le encantaba ladrar a Noviembre cuando corría descalza por el pasillo.


(Este texto no lo he escrito ahora... pero es que pegaba tan bien...)

lunes, 31 de octubre de 2011

Scene 20: 14. Cacahuetes

Porque Theo siempre hubiera querido que en su salón hubiera un bol con cacahuetes, o con pipas, o al menos con algo dulce. Incluso los orejones secos que exhibía el frutero de su abuela le hubieran parecido bien. Pero no, en aquella casa era impensable que entrase algo tan vulgar, tan sencillo como los cacahuetes. Sus amigos, los pocos que lo visitaban, encontraban algunos caramelos sin azúcar, sin colorantes, conservantes o aditivos, hechos con zumo natural y cuyas envueltas eran biodegradables , sus ingredientes orgánicos, y su sabor... nulo. Incluso el chocolate que consumían en casa ("un pellizco, cariño, recuerda que tiene teobromina y te pondrá nervioso, amén de los flavonoles, que pueden hacer que te marees") llevaba sal en vez de azúcar, 'para potenciar el verdadero sabor del cacao', aseveraba su padre, con un dedo en sus enciclopedias. Sal, por todos los dioses.

Así que a veces, después de disfrutar de un mordisquito de chocolatina a medias, en un rincón del colegio, se sentaba por la tarde frente a aquella horrible bombonera de Bohemia llena de supuestas golosinas, a imaginar cómo podría destruirla sin que nadie lo supiera. Aun así, pensaba apesadumbrado, seguramente eso no haría aparecer golosinas de verdad en su lugar, sino reproches y castigos, una bombonera aún más cara (y, por ende, más horrorosa) y otro puñado de caramelos detestables.

Cascar un cacahuete con los dedos fue la experiencia más placentera que jamás había experimentado cuando, aquella tarde, la madre de Ofelia los llevó al cine. Debía tener unos seis años, y era la primera vez que sus padres lo dejaban a cargo de otro adulto.
Abrumado por los miles de colores de la tienda de chuches, no había sabido decidirse por ninguno, así que se llevó dejar por el instinto. Y descubrió aquellos extraños frutos, que le recordaban al arrugado rostro del busto de Tiresias que su padre tenía en el despacho. Pensando que alcanzaría un poco más de sabiduría abriéndole el cráneo al viejo adivino, pidió una bolsa pequeña de cacahuetes.
Ah, al crepitar de aquella cáscara las manos le temblaron como a un anciano. Recubiertos en bronce, prometían al desvelarlos un sabor arcaico. No se llenó la boca con ellos, sino que los saboreó lentamente, deleitándose en los crujidos, la suavidad y el tueste de aquellos mantecosos bocados.

Nunca confesó a sus padres ese placer secreto pero, aun hoy, algunas veces se compra un puñadito, apenas media docena de cacahuetes, y huye con ellos a los momentos infantiles en que se sentía un héroe antiguo, trayendo el conocimiento a las almas en penumbra. Y eso también le provoca carcajadas, secretas y amargas, recordando el busto de Tiresias y su hieratismo, las manos también arrugadas de su padre, y el rictus amargo y severo de los labios maternos cuando le negaban el azúcar, los colores, los aditivos, los flavolones y la teobromina.


uno

sábado, 29 de octubre de 2011

Scene 20: 17. Sueño

Normalmente no duerme.

Suele quedarse despierta, mirando a La Grande. No le hace falta el tiempo para descansar, como ha encontrado su regazo, el mundo va despacito y no se cansa. Le fascina cómo la gente grande y la gente pequeña desaparecen mientras duermen. No comen, no ríen, no beben, no hablan, no se mueven. Sólo existen, del mismo modo en que existen los juguetes o los bordillos, las tejas o el polvo, pero un poquito más calientes.
Eso es lo que más le gusta de las personas dormidas, el calor. Se arrebuja un poco en las sábanas y se pierde en el hueco del brazo de La Grande. La oye respirar como a un pajarillo, siente el rumor tenue de su corazón intentando hablar. Pero las palabras no le salen, sólo el ritmo y la sangre. El ritmo y la sangre.

Los seres dormidos se vuelven animales. Rotación de la tierra, procesos químicos, erosión, putrefacción, crecimiento, consumo, regeneración y gloria, calma y batalla. Mente en ebullición encajada en un estante vacío. Le da miedo tocar a los dormidos, del mismo modo en que le da miedo tocar a los muertos. Son muertos con el alma aún atada dentro.
Tan aturdida que Noviembre no sabe leerla. Son sus propios momentos de calma, de búsqueda y orden, cuando no hay voces que la llamen o gestos que la apremien. Son los momentos en los que puede hablar un poco consigo misma. Cuando el mundo se hunde en el sueño.
Pero no del todo, pues sabe que la tierra sigue girando. Su sordo rumor siempre está presente, como el sonido incesante del mar en las casas de la costa. Y su concha se erosiona, pensando que hay más despiertos al otro lado, en otros hogares, tras otras puertas. Que hay más almas en movimiento, más bocas que mastican y dedos que rascan, que no hay silencio.

Sabe que sólo podrá descansar por completo cuando el mundo se detenga, y todos los vivos se conviertan en estatuas. Quizá entonces pueda caminar descalza entre cenizas y escombros, y encontrarse a sí misma del todo.

Mientras, Noviembre echa alguna que otra cabezada. Se parece bastante a morirse, aunque luego vengan los sueños a comerle la cabeza.

Esperará al invierno cubierta por la nieve de las sábanas.

Hug me, and I'll forget

viernes, 28 de octubre de 2011

Scene 20

He visto en algunos blogs un meme que me ha llamado mucho la atención. Se trata del Scene20 que, según informa Saya en su blog, está extraido del foro BBSDreams.

El meme consiste en una lista de palabras, de las cuales hay que escribir un pequeño texto relacionado con la historia/carácter de alguno de los personajes que encarnan tus bjdolls. La palabra puede aparecer citada en la pequeña historia, o hacerle referencia conceptualmente.

Como siempre he dicho, mis nenes no encarnan ningún personaje preestablecido, sino que los compro porque me gustan estéticamente y, en el momento en que pienso qué ropa, pelo y ojos ponerles, se me ocurre un carácter, un motivo o una respuesta para sus formas de ser. Con lo cual, y como ejercicio literario, voy a emprender este meme y... a ver qué sale.

Hatsune's Scene 20

1. Café
2. Soledad
3. Color
4. Cenicero
5. Sonrisa
6. Mar
7. Foto
8. Sexo
9. Chichón
10. Silencio
11. Hospital
12. Tacones
13. Amigo
14. Cacahuetes
15. Manos
16. Agridulce
17. Sueño
18. Viaje
19. Música
20. Pijama
21. (Palabra a añadir)

He pedido un número random a uno de mis hermanos, y ese será el primero. Creo que será más interesante así.

martes, 25 de octubre de 2011

Sorteo de Madame Butterfly

Michiru se nos ha hecho un blog y, no contenta con ofrecernos sus historias, vivencias y fotografías... ¡además va y nos monta un sorteo! Esta chica es de lo que no hay.


 Lo que Michiru sortea es fabricado en su preciosa tienda de ropa para BJDolls, Madame Butterfly. El lote, pensado para Minifée chica, consta de:

  • Vestido pin-up con boina a juego.
  • Conjunto de lencería compuesto de corset y braguita a juego.
  • Summer dress o Kimono
  • 2 diademas una forrada con tela y otra de abalorios.
  • 2 pelucas de fur.
  • Extra sorpresa.

Espero ser la agraciada, ya que me cuesta horrores encontrar ropa adecuada para Miranda y todo lo que sortea Michiru tiene una pinta estupendérrima. Y si no lo soy... enhorabuena a quien se lleve a casa este lote tan magnífico. Suerte a todos los participantes :)

Pinchando aquí iréis a su blog para ver las bases.

Hatsune

viernes, 21 de octubre de 2011

Viajar con los enanos

Ya iba siendo hora de que me hiciera otra escapada a tierras mallorquinas... que hace dos meses que no respiro su olor a leña y a flores nocturnas. Para comenzar, os diré que vuelo muy a menudo, digamos que una vez al mes o cada dos meses, dirección Palma de Mallorca.

Siempre que me encuentro en la situación de viajar, se me viene a la mente una pregunta... ¿Cómo viajáis vosotros con los resinosillos?

En el caso de este viaje, voy a llevar dos maletas: una facturada y otra de mano. Ya, ya sé que voy sólo para cuatro días, pero quiero adelantar un poco de equipaje porque luego me espera todo noviembre en Mallorca y no quiero agobiarme a la ida con mostrencos maletiles.
Es la primera vez que viajo con maleta como equipaje de mano. Vamos a ver, siempre llevo equipaje de mano, pero suele ser una mochila pequeña + una mochila grande con ruedas que compré el año pasado. O bien el ordenador y la mochila pequeña. O incluso la mochila peque y un bolso verde militar que llevo colgado cruzado... y esto, acarreando la maleta. Que una no escatima en meter y meter porquerías en la maleta. Mi maldita ley mental es: cuanto más espacio haya, más cosas meto, hasta no poder cerrar la cremallera. Y eso que yo he sido de pasar fines de semana largos (cuatro días) con un pijama, dos camisetas y una bolsa de aseo... pues no, la niña tiene que llenar una maleta hasta los 20 kilos cada vez que se pone en avión.

El tema del transporte de los muñecos no es baladí. Nunca he facturado ninguno, si no contamos cuando compré el cuerpo de Rong+cabeza de Fei para Miranda, los mandé enviar a Mallorca porque estaba de vacaciones largas y viajaron en su caja dentro de la maleta facturada (con las convenientes trincheras de ropa a presión, que una es muy agonías para las cosas frágiles en bodega).

Siempre han ido conmigo. Normalmente viaja Miranda sola, aunque he descubierto que haciendo un poco de tetris caben Miranda y Theo en la bolsa pequeñuca que me regaló Resinsoul cuando compré a la nena. Normalmente iba Miranda en esa bolsa, pillada por la tapa del bolso verde para que conformen 'un solo bulto'. He logrado incluso hacérselo tragar a Ryanair... eran dos piezas en un bulto.

De todas formas, esa forma de transporte no me gustaba demasiado. Me parecía que cualquier hijo de hiena podía tirar de la bolsa marrón y llevársela, y además mi manía de abrochar bien apretada la tapa del bolso para evitar tirones (imagináos, voy en tren y luego en metro al aeropuerto, acarreando los bultos como una sherpa) estaba deformando la bolsa y me daba la impresión de que terminaría haciéndole mal a la muñeca.

Miranda en el Trono de Hierro (Desembarco del Rey)

Ahora suelo llevar la mochila con ruedas que, si tengo mucha prisa, siempre puedo colgármela de la espalda (aunque el soporte de las ruedas me machaca las lumbares), y la bolsa de Miranda cabe en diagonal.
En el último viaje quise llevarme a los dos MSD y, como aún no he comprado una bolsa de transporte chula con bolsillitos y cosas, terminé envolviéndolos en toallas y 'sentándolos' dentro de la mochila grande. Me llevaban los demonios cada vez que alguien le pegaba un topetazo a la mochila en el metro o en Barajas, y al pasar el detector de la zona de embarque rezaba un te deum y algún mantra, de paso. Es frecuente que los muñecos 'saluden' en el detector, y te toque explicar a los empleados que son muñecos, no bebés desmembrados o lo que se les ocurra al ver el percal en la pantalla.
También es frecuente que los asistentes de tierra, simpáticos ellos, te pregunten si llevas una flauta, y si es melódica o sinfónica... cuando les contestas que es una muñeca, muchos quieren verla. En uno de sus primeros viajes a Mallorca, Miranda se hizo una foto con un asistente de vuelo, muy majete, que al verla me lo pidió y sacó su propia cámara.

En fins, que me disperso... esta vez llevo una señora maleta, no una mochila de backpacker, con las medidas autorizadas por la compañía con la que vuelo, que contiene la bolsa de los nenes. En este viaje me acompañan cuatro: Miranda, Theo, Noviembre y Pizca... Gatesy sigue metido en las cajas de mudanza, seguro que cantando 'Danny Boy' mientras se cuenta los dedos de los pies, porque a este no lo amarga ni el 'nublao' más 'nublao'. Me llevo a los cuatro y dejaré allí... no sé si a los cuatro. Se me parte el corazón, porque siempre los he tenido en casa, y puede sonar ñoño, pero aunque sólo pase una semana desde que retorno hasta que vuelvo a irme de vacaciones, y que se quedan en casa de mi chico protegiditos y bien, me están dando los siete males sólo de pensarlo. Qué chorrada, ¿verdad?

En el último viaje, también, me pasó algo bastante desagradable. Como no pude comprar los billetes hasta última hora, gracias a los simpáticos de mis cuadrantes (ojalá vivan tiempos interesantes, todos ellos) me vi obligada a volar en low cost de ida. No tengo nada contra las low cost, pero a mí personalmente no me gustan. Prefiero pagar diez o veinte euros más y no ir en low cost. Concretamente, era Ryanair, y la gente cuando compra 'chollazos' por internet para volar no suelen leerse las condiciones de vuelo. Comenzando por las personas que creen que sus billetes estarán numerados, y que se presentan en la puerta de embarque cinco minutos antes y quieren embarcar los primeros, pasando por las personas que no entienden eso de 'un bulto por persona, y tiene que caber en este ínfimo carrito oxidado que hay junto a la mesa' y se lían a meter a presión los bolsos, las bolsas del duty free, a ponerse abrigos porque no les cabe la maleta en el carrito, etecé etecé...


Miranda en Oxford (Inglaterra), junto a la tumba de J.R.R. Tolkien y su esposa Edith

Yo suelo ir prevenida, me siento en la cola una hora antes para tener ventanilla (me ENCANTA volar en ventanilla, en ese viaje en concreto rodeamos una tormenta con sus relámpagos y todo, y fue maravilloso), llevo mi equipaje de mano y facturo normalmente una maleta, imprimo mi billete en casa, todo en regla, todo en orden... me senté en mi ventanilla toda contenta y con mi mochila bien colocadita en la parte superior (A veces incluso me la coloco a los pies, es bastante más incómodo pero más seguro. Cuando viajo con el portátil, siempre me lo pongo a los pies). Cuando fui a Inglaterra con la nena, no me despegué de ella ni con agua caliente.
El avión estaba casi lleno del todo, mi fila tenía tres asientos y ya estábamos sentadas dos personas, quedaba el del pasillo. A todo esto emerge una maruja acalorada, toda pintada y con tacones, con una maleta de mano inmensa, por la puerta del avión. Cuando digo inmensa, quiero decir inmensa, creo que estaba más apretada que el corsé de la Castafiore... Horreur, ve el lugar libre de nuestro lado, le indica a su flemático marido que busque otro sitio y se dispone a acomodarse allí.
Esa es otra, las personas que aparentan tener el oro y el moro, y los ves viajando en low cost y quejándose porque no se pueden llevar el periódico, o porque no les dan almohada, o porque las azafatas no paran de ofrecer a viva voz productos de consumo, mientras hablan del club de campo. Qué gentuza, colega...

Miranda junto a la chimenea de unos amigos, en Inca (Mallorca, Illes Balears)

Bueno, me centro. Maruja pintada, maletón. Yo ya me temía lo peor. Abre la buena señora la portañica de nuestro maletero y, cual Hulk Hogan, eleva de un solo impulso el titánico bulto, encajando las ruedas en la entrada, y empujando como una posesa. Oigo que las ruedas de mi mochila golpean contra la parte posterior del maletero mientras ella embiste con su rabia ciega contra el maletón.

- ¡Oiga! ¡Disculpe! ¡Tenga cuidado, que ahí está mi maleta!

Ni corta ni perezosa, baja de nuevo la suya y saca la mía del portamaletas bruscamente.

- ¡OIGA!
- Es que aquí no cabe nada y tiene que caber - me espeta, volviendo a levantar su maleta (que, ni con esas entraba, porque os digo que estaba a punto de reventar)
- Mi maleta estaba antes. Haber hecho cola como todo el mundo para tener un sitio donde colocar la maleta...
- A saber lo que llevas en esa bolsa cochambrosa - me suelta, con toda su cara, sin dejar de embestir su bulto.
- Pues algo que vale más que todo ese strass de los chinos que llevas colgado de las orejas.

Long story short, la asistente de vuelo vino, colocó mi maleta, e indicó con una fría sonrisa a la señora que su maleta la bajaban a bodega, que tenía que pagarla como facturada a la llegada, y que hasta que no terminasen esa operación, no despegábamos. Los ojos de todo el avión creo que le taladraron esa nuca pelleja que tenía debajo de las extensiones.

En fin, que la gente tiene muy pocos miramientos y que el transporte de nuestros nenes no es tema baladí. Ya os contaré cómo me ha ido esta vez...

domingo, 16 de octubre de 2011

Novedades... y viejas inquietudes

Por consejo de una compañera de hobby, Edeiel, me he hecho un flickr para las fotos de bjdolls. Siempre me había fascinado pasear por los flickr de artistas del hobby, como Morrrigan, Youko Silvara o Apokripha, pero no creo ni de lejos que mis fotos sean lo suficientemente buenas como para estar colgadas en un flickr. Así que sí, lo he creado pero he colgado poquitas, y seguramente con el paso del tiempo muchas de las que he colgado se vayan al limbo de las imagenes eliminadas, pero por algún lado se empieza...
Además, no me gustan los tumblr, que era la otra opción. Me parecen unas páginas extrañas, donde el derecho al reconocimiento del autor se quebranta constantemente con los sucesivos reblogueos. Al final, las fotografías se convierten en piezas de consumo rápido que nadie sabe de dónde vienen (ni a dónde van, que es lo más incómodo).

Si son ustedes de alma curiosa, pueden echarle un vistazo a mi flickr aquí. Creo que pondré en la barra lateral del blog uno de esos gadgets llamativos con el enlace al flickr, si encuentro cómo y dónde.

En otro orden de cosas, ayer saqué a Miranda por la noche y la coloqué en mi mesa de ordenador, mientras intentaba hacer eso, ordenar preferencias, pensamientos e inquietudes. Y en ese acto leve y sutil, se me vinieron a la mente varias reflexiones sobre las diferentes formas de vivir el hobby.

The apple of my eye 

Como ya dije en el artículo de mi blog principal dedicado a las bjdolls, hay tantas formas de vivir el hobby como personas componiéndolo. Hay personas que compran las resinas y las dejan como están, y otras que no pueden parar de customizarlas. Hay quien compra muñecos como si no hubiera un mañana, y quien un día se da cuenta de que ya no quiere formar parte del hobby y se pone a venderlos también como si no hubiera un mañana. Hay quien jamás vendería uno de sus muñecos, y quien compra y se desencanta a la semana (cosa que siempre rezuma un tufillo de oportunismo, sobre todo si se trata de limitados).

Una actitud que no podré comprender nunca es la de las personas que compran muñecos para tenerlos... muertos de risa. Que sí, que yo los tengo siempre guardados menos cuando me da la venada y los saco para sentarlos a mi lado mientras escribo o coso, o cuando los saco para hacerles fotos. 
Pero al menos los saco... no los compro y los tengo así, en blanco, desnudos y guardados; o además compro más, y no me importa que no tengan pelo, u ojos, o que estén bizcos, o sucios, o destensados; o tampoco me he parado a pensar qué customización quiero para ellos. 
Yo los sobo, y les hago fotos, y me como la cabeza con su maquillaje y su ropa, por el amor del Meneltarma...

¿Es afán acumulativo? Porque no hablamos precisamente de personas que no tengan dinero para dejar a sus muñecos como quisieran, sino que antes de haber explorado las posibilidades de customización del molde, se lanzan a comprar otro, y otro, y a querer más. No estoy diciendo que esté mal, porque no soy quién para emitir juicios de valor, pero no lo comprendo. Este es un hobby lo suficientemente caro como para pensarse siempre muy bien las compras. Y vale que uno tenga siete muñecos y dos cabezas rodantes que aún ni sabe cómo va a encuerpar, o varios muñecos en proceso (creo que es muy raro que nos quedemos del todo satisfechos con todos los elementos que vamos modificando de nuestros muñecos), pero de ahí a tenerlos todos a cero (o a 0,2) y seguir acumulando hay un paso de gigante.

Quizá es porque veo en tanta gente los esfuerzos que requiere el mejorar en las customizaciones, en las fotografías, en la costura, incluso en las historias del personaje (si es que las tienen) que me choca esa forma de ver el hobby. Incluso alguna que otra vez me sorprendo indignada, cuando no debería importarme. Quizá porque la esencia del hobby sea, precisamente, el poder customizar los muñecos y hacerlos únicos. Yo he llevado a muñecos en proceso a las quedadas (famosas esas primeras visitas de Miranda 'la niña leucémica', mi primera muñeca, que viajó con una ropa costrosilla, unas zapatillas llavero y sin pelo), e incluso he acogido con regocijo la vista de moldes sin maquillaje recién llegados y aún oliendo a resina nueva, pero las intenciones de sus dueños siempre han sido el hacerlos suyos, únicos, personalizados. No comprar más y más y más sin haberse molestado en cuidar los que ya tienen.
Y no sólo hablo de las personas que, supuestamente, están comprando recasts a cascoporro y a puñados (que yo no conozco a ninguna), sino de gente que posee originales y originales... Ni tampoco de los que se han desencantado del hobby o no tienen tiempo para dedicárselo. Que esto último, por cierto, no me lo creo. Conozco personas que tienen trabajo, pareja, hijos, otros hobbies, incluso todo a la vez, y siguen cultivando el hobby maravillosamente.

¿Conocéis a alguien que cultive esta variante del hobby?

lunes, 10 de octubre de 2011

Wrap me up - To Anna Leddra Chapman

Esta entrada será bilingüe / This article is going to be bilingual (english is not my mother tongue, please be kind with my mistakes...)

Hoy es un día muy especial. Es el cumpleaños de una de mis cantantes favoritas, una maravillosa voz y una compositora llena de talento. Su nombre es Anna Leddra Chapman, y aunque quizá ninguno la conozcáis (aún), espero que pronto os empiece a sonar y encontréis en ella la magia que me invade cada vez que la escucho.

Today it's a very special day. It's one of my fauvorite singer's birthday, she's both a beautiful voice and a talented composer. Her name is Anna Leddra Chapman, and although maybe no one among you may know her (yet), I hope that you'll soon listen to her work and find in her songs the magic that floods me every time I listen to her music.

El photoshoot de hoy va dedicado a ella, y también es muy especial, en su honor. Esta es la primera vez que Miranda y Noviembre salen juntas en una sesión, algo muy significativo para la historia de ambas. Noviembre, os recuerdo, es una niña acogida en casa de Miranda, y no habla nunca. Una niña muy peculiar, con su propia forma de ver el mundo, y a quien muy pocos entienden de verdad. Miranda tiene la capacidad de mirar en su interior y descubrir que esa niña, un poco loca y un poco autista, un poco débil y un poco fantástica, encierra en sí todo un mundo de dolor y amor.

Today's photoshoot is dedicated to her, and it's also very special, in her honour. This is the first time Miranda and Noviembre appear together in a session, something strongly meaningful for their stories. As a remembrance, let's say that Noviembre is a lost girl taken in Miranda's custody, and her peculiar behaviour is usually misunderstood, as she doesn't talk. Miranda is able to look inside the girl and realize that Noviembre, a little crazy and a little autistic girl, a little weak and a little fantastic child, holds inside her a whole world of pain and love.

Wrap me up - lyrics by Anna Leddra Chapman
 
Meet me on the corner
Encontrémonos en la esquina
I know you know I'm there
Sé que sabes que estoy allí

 

Well the traffic lights have fallen
Los semáforos han pasado
From orange, green, to red
De naranja y verde a rojo



Let's stop, stand still now, take my hand
Paremos ahora, quedémonos quietas, toma mi mano
Let's escape as fast as we can
Escapemos todo lo rápido que podamos.


I say let's run away, make all the papers
Digo que huyamos, que hagamos que todos los papeles
Find a place with all the answers
encuentren un lugar con todas las respuestas
But you just, wrap me up and I forget
pero tú tan sólo... envuélveme y olvidaré
Just wrap me up and I forget
tan sólo... envuélveme y olvidaré

Close your eyes and hold me
Cierra los ojos y abrázame
We'll find a house in Rome
encontraremos una casa en Roma


Have a door with beaded curtains
Tendremos un hogar con cortinas de abalorios
And pictures on the wall
y fotografías en la pared

 

We'll change our names, and look out there
Cambiaremos nuestros nombres y vagaremos por ahí
Torn up jeans, and braided hair
con los vaqueros rotos y el cabello trenzado...
 



I say let's run away, make all the papers
Digo que huyamos, que hagamos que todos los papeles
Find a place with all the answers
encuentren un lugar con todas las respuestas
But you just, wrap me up and I forget
pero tú tan sólo... envuélveme y olvidaré
Just wrap me up and I forget
tan sólo... envuélveme y olvidaré



HAPPY BIRTHDAY, LEDDRA :)

Finduriel

domingo, 9 de octubre de 2011

El arte de Miranda

(Repito este artículo que tiene su origen en mi blog principal, cuando aún no existía un blog dedicado exclusivamente a mis muñecas)

Hace tiempo en el foro Bjdoll. net, al que pertenezco, comenzó un hilo llamado 'dibuja a tu molde favorito'. Debido al gran éxito de dicho hilo, se creó un segundo llamado 'Quiero que me dibujéis a...'
En este segundo, pedí que quien quisiera me dibujase a Miranda. Y os quiero enseñar los dibujos generosos, desinteresados, hermosos y muy preciados para mí que personas del foro (y de fuera del foro) me han hecho de mi primera muñeca.

Dibujo de Lolitaa. Una Miranda juvenil :)

Dibujo de Edeiel, una Miranda soñadora...

Dibujo de Tifa, con las dos expresiones y su traje de elfa.

Miranda caracterizada como Madelyne Pryor, la 'Reina Goblin', hecho por mi amigo el ilustrador Miguel Ozonas.

Dibujo de Alvis002, Miranda campestre pero con carácter.

 Una Miranda muy dulce dibujada por Numen

Os doy un GRACIAS enorme a quienes me habéis hecho estos regalos. Siento no tener arte con los pinceles ni el lapicero para poder responderos como mereceríais, pero que sepáis que me habéis hecho muy felices con vuestra generosidad. Todas las aportaciones decorarán la pared de mi rincón de estudio, escritura y costura muy pronto.

Hatsune

PD: de propina, una fotillo de Miranda :)

sábado, 1 de octubre de 2011

Piedras

Porque siempre fue así.

Siempre importaron más las piedras, padre.

¿Cómo luchar contra lo inmutable cuando tu carne está condenada a pudrirse en la oscuridad, y las ruinas siempre resplandecerán al sol, como los huesos de la historia?


viernes, 30 de septiembre de 2011

Meme: encuesta del hobbie al dueño

¿Cuántas muñecas tienes?
Cinco, y espero que sea así un tiempo.

¿Cuáles son sus nombres y sus moldes? 
Por orden de llegada:
Miranda- Resinsoul Mei + cuerpo RS Rong + cabeza durmiente, RS Fei. 
Pizca - Brownie Gogo de Felixdoll
Gatesy - Pukipuki pongpong de Fairyland
Noviembre - Bisou Ai Lily de Custom House 
Theo - Kid Delf Bory Recast

¿Cuánto tiempo llevas en el hobby de las BJD?
Hará unos dos añitos por estas fechas que me decidí en firme a comprar mi primera muñeca.

¿Haces RP? Si lo haces, ¿Cuál fue/es tu persona favorita con la que haces RP?
Lo he intentado, pero no ha cuajado. Con lo cuentista que yo soy, parece mentira...

¿Cuál es tu personaje favorito con el que te gusta hacer RP?
Mirar la respuesta anterior.

¿Cuántos BJD has vendido?
Ninguno aún, aunque no diré que no lo he contemplado en el pasado.

De todos ellos, ¿A quién extrañas más?
Ver respuesta anterior.

¿Qué es lo que más te gusta de este hobby?
El poder ir imaginando e ideando cómo quieres que sea el muñeco. El brillante momento en el que le compras unos ojos (a ciegas, porque quien diga lo contrario miente... hasta que no les ponemos los complementos no sabemos cómo van a quedar realmente) y al mirarlo de frente piensas 'Ah, sí, estás ahí'.
También el sentarlos cerca mientras desempeñas labores cotidianas, y aliviar el peso de la tarea admirando lo hermosos que son. Me encanta hacerles fotos, estaría todo el día llevándolos a sitios para fotografiarlos, y también me encanta quedar con personas que sienten lo mismo hacia el hobby.

¿Cuál es el primer BJD del que te enamoraste?
La Mei de Resinsoul. Pude elegir entre las muñecas que quise, pero fue ella la que me enamoró. Aún hoy estoy enamorada de esa carita, de esos ojos almendrados y esa barbilla bendita y maldita.

¿Cuánto es lo máximo que has gastado en una muñeca (la muñeca en sí)?
Yo creo que esta pregunta es bastante impertinente de formular, ya que el precio de la muñeca no influye en el deseo de poseerla. Diré que el que más me costó fue Gatesy, ya que el resto fueron regalos o segundas manos... no he comprado nunca un muñeco nuevo, exceptuando el cuerpo y cabeza durmiente de Miranda. Si eso se considera 'muñeco' entonces sería ella.

¿Cuál es tu foto favorita que le has hecho a alguna de tus muñecas?

Varía con el tiempo. Cada vez me gustan más las fotos que hago, así que pondré mi favorita de las recientes, que creo que quedó bastante natural aunque la peluca estuviese despeinada porque estaba recién estrenada.




¿Cuál es el recuerdo más gracioso que tienes con una de tus muñecas?
Más que gracioso... peculiar. Era la primera vez que nos reuníamos las segovianas dueñas de BJDolls, y tampoco teníamos mucha idea de cuál sería el sitio más adecuado para quedar. Así que optamos por una cafetería muy cerca de mi trabajo, que al ser invierno tenía las cristaleras tapadas con cortinas. Sacamos a nuestros resinosos y los sentamos en nuestra mesa, haciéndoles fotos. Una señora, que estaba con su hijo, se acercó y nos preguntó que si las vendíamos.
Esa no fue la peor pregunta. Acto seguido nos preguntó que si eran nuestras hijitas. Yo creo que Lindonar y Tomo aún se ríen cuando me recuerdan, toda seria, contestándole "No, señora... son mu-ñe-cas".

¿Cuál es el recuerdo más triste que tienes con alguna de tus muñecas?
El día que recibí las manitas opcionales de brownie, y al sacar con extremo cuidado una de las manos de Pizca se me partió la pieza. Para quien no conozca a estas muñecas, miden tan sólo 11.4cm de alto, y la piecita que se me rompió tiene, sin exagerar, el tamaño de una cabeza de alfiler. Unos pocos milímetros. Saltó al suelo, y me pasé más de una hora apartando muebles y barriendo el suelo con un cepillo de dientes.
Es una muñeca que ya no se fabricaba, con lo que la pérdida era mayor al no poder acudir a la casa a pedir la pieza. Al final la encontré y, con ayuda de un pegamento especial que me trajo mi hermano, pude pegarle la pieza. Por supuesto, no he vuelto a cambiarle las manos.

¿Alguna vez has soñado con tu muñeca? Si es así, ¿De qué iba el sueño?
Creo que nunca he soñado con mis muñecos.

¿Cual de tus BJD no venderías ni en un millón de años?
Miranda, sin pensarlo. Fue mi primera muñeca, en la que más tiempo he invertido, un regalo de mi novio y mi niña mimada, bonita y dulce.

Nombra alguna cosa que te fastidie del hobby.
Que cuando se junte un grupo grande de personas aficionadas terminen llevando al terreno personal un hobby que está para disfrutar, creen rencillas, envidias, burlas y terminen dividiendo a la gente por bandos. Que haya gente que se cree mejor, más digno y más merecedor de respeto que los demás porque sus muñecos se pusieron a la venta diez minutos por parte de un artesano sacrificado tras la obra y cuyo molde se envió en pedazos al espacio. Que haya gente que no mire ni aprecie los muñecos de los demás porque no sean limitados, porque sean chinos o porque llevan la ropa hecha a mano. En fin, el elitismo estúpido y las dobleces, que creo existen en todos los hobbies. Con lo fácil que es disfrutar...

¿Has considerado alguna vez dejar el hobby?
No, porque es algo propio aunque lo compartas con otra gente para enriquecer la experiencia. No practico la transferencia (fenómeno enfermizo, por cierto, diagnosticado por el psicoanálisis) de creer que un objeto inanimado tiene la culpa de mis problemas personales, y tampoco sufro adicción por el hobby como para plantearme dejarlo por salud. Lo disfruto para mí, y me gusta compartirlo con la gente a la que quiero.

¿Quién es el nuevo personaje en el que has pensado?
Normalmente no creo personajes. Me suele gustar el molde y, cuando me he decidido a comprarlo y creo una estética en mi cabeza para él, obviamente conlleva una filosofía de vida. A lo mejor en un futuro veo una carita y me sugiere una historia, pero por ahora estoy muy a gusto y muy atareada con mis cinco resinosos.

¿Alguna vez has considerado hacer tus propios muñecos?
No, y eso que soy mañosa con los trabajos manuales, siempre lo he sido. Sí me he planteado en un futuro intentar maquillar, o hacer algún tatuaje, pero modelar no.

Hagan ustedes de su capa un sayo y llévenselo a su blog si les place. Yo lo robé del blog de Yuta.

martes, 27 de septiembre de 2011

Mademoiselle Isabel

Haciendo estas fotos, no sé por qué, me he acordado de este poema de Blas de Otero. Quizá sea por el foulard.
Uno de mis poetas favoritos, y uno de los que menos justicia literaria ha recibido, ya que su contemporaneidad lo habría hecho hoy en día, de ser más conocido, veleta y brújula de tantas revoluciones...

MADEMOISELLE ISABEL (Blas de Otero)

Mademoiselle Isabel, rubia y francesa,
con un mirlo debajo de la piel,
no sé si aquel, o esa, oh mademoiselle
Isabel, canta en él, o si él en esa.


Princesa de mi infancia: tú princesa
promesa, con dos senos de clavel;
yo, le livre, le crayon, le... le..., oh Isabel,
Isabel..., tu jardín tiembla en la mesa.


De noche, te alisabas los cabellos,
yo me dormía, meditando en ellos
y en tu cuerpo de rosa: mariposa


rosa y blanca, velada con un velo.
Volada para siempre de mi rosa
- mademoiselle Isabel - y de mi cielo.


BONUS

La misma foto, con dos retoques: un filtro '60s y un proceso cruzado.



Hatsune

domingo, 25 de septiembre de 2011

Trenzas lejanas

[English version, HERE]

La sesión con la que inauguro el blog es una sesión 'out of character'. Los retratados son Miranda [Resinsoul Mei, de mi propiedad] y Andrei [Luts KD Bory, de Edeiel]. Ambas visitamos La Granja de San Ildefonso el pasado sábado y aprovechamos para hacer unas fotos a nuestros muñecos con el parterre de La Fama y Los baños de Diana de fondo.

Yo amé desde un principio tu sencillez de dalia,
tu pudor de semilla que se viste hasta el fondo,
y el amor con que hacías tus trenzas bajo el cielo
y escuchabas mis versos como un ave en el hombro.

Tu andar de sementera, de parcela espigada,
tu lengua constelada de honorables silencios,
y tus manos en guerra, sobre tu falda verde,
con las ganaderías que apacientan los vientos.

Amé tu timidez, tu cima de arreboles,
tu cabeza inclinada sobre tu pecho doble,
y tu color de espiga cuando el sol te besaba
y cerrabas los ojos bajo el beso de cobre.

Tu casa entre los árboles, tu nido de hojas duras,
tu domingo poblado de cúpulas remotas,
y el pueblo donde oías la misa y las abejas
rezando en los panales humanos de las bocas.

Pensabas azahares, naranjas y costuras,
te ponías en el pelo flores de enredadera,
y a solas contemplabas la niñez de los pájaros
meciéndose en la cuna de toda la arboleda.

De cerca te seguía mi amor con su corona,
tu corazón brillaba por sus rojas orillas,
y de la agricultura salían resplandores
de racimos maduros y de doradas piñas.

Cuando llovía en los montes lejanos te nublabas,
te ibas poniendo triste como toda la niebla,
y era que comenzabas a quererme, paloma,
y a sentirte campana de mis torres de piedra.

Los días me acercaban a tu piel y a tu ropa,
me candidatizaban labriego de tu vientre,
y tú escuchabas pasos de bueyes y de arados
encima de tu vida y encima de tu muerte.

Cuánto sudor después, cuánta faena honrada,
cuánto golpe de pala y de herradura ciega,
hasta llegar los dos, vestidos de semillas,
¡a iluminar las fiestas más hondas de la tierra!

("Las trenzas lejanas", maravilloso poema de Carlos Castro Saavedra)